Necesario 8 marzo como recordatorio imprescindible (tristemente)

Como cada año, hacemos del 8M un día de lucha, reivindicación y resistencia frente a las desigualdades de género que todavía persisten en todos los ámbitos de nuestra vidas. Todavía hoy es necesario denunciar el machismo estructural, presente en la brecha salarial, la falta de representación en espacios de poder, la sobrecarga de tareas de cuidados no remuneradas, el acoso virtual (ciber acoso) a las periodistas feministas (en nuestro caso) y un largo etcétera en el que continúan desgraciadamente las violencias machistas como delitos flagrantes contra las mujeres por el hecho de serlo. Queremos exigir una sociedad más igualitaria y por ende más justa.
Reivindicamos el 8M porque tenemos la esperanza y la convicción de que es posible un mundo más igualitario donde las mujeres no tengamos que luchar por derechos que deberían estar garantizados por el simplísimo hecho de ser Derechos Humanos.
Hasta que esta igualdad no se convierta en una costumbre, nuestro apoyo al feminismo seguirá siempre.
Las periodistas feministas llevamos décadas debatiendo sobre cómo se debe cubrir la violencia sexual que los hombres ejercen en espacios de poder, sobre cómo podemos destapar grandes casos y a la vez explicar lo estructural sin caer en sensacionalismo ni en victimismo, pero mostrando el monstruo terrible que es la violencia sexual. La eclosión de la fuerza feminista, la ruptura de algunas complicidades masculinas y la confianza que las victimas están depositando en periodistas feministas –que no en los medios de comunicación– es lo que está permitiendo que podamos escribir, publicar e incidir en el poder. No es una moda, es estrategia y disciplina.
Publicar informaciones sobre violencias sexuales es un proceso en el que las periodistas feministas trabajan con métodos que no pueden ser los de la investigación tradicional. Las pruebas documentales suelen ser pocas o ninguna y los testimonios delicados y duros para las fuentes. Y además asistimos al ataque contra ellas en determinados medios de comunicación siendo “atacadas” y cuestionadas en virtud del más asqueroso incremento del morbo y la audiencia. Como muy bien analiza la compañera de Pikara Magazine Zuriñe Rodríguez: “Publicar informaciones sobre violencias sexuales es un proceso en el que las periodistas feministas trabajan con métodos que no pueden ser los de la investigación tradicional. Las pruebas documentales suelen ser pocas o ninguna y los testimonios delicados y duros para las fuentes”.
El periodismo feminista está trabajando incansablemente en ello, de la mano de las afectadas y creando herramientas de investigación que reparen, influyan y no victimicen. Esto no ha hecho más que empezar.