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20/06/2023

LA JUNGLA

Con motivo del día Mundial del refugiado, nuestra compañera Hanna Jarzabek ha tenido la amabilidad de compartir con nosotros su experiencia en el bosque de Bialowieza.

Foto cedida por Hanna Jarzabek Foto cedida por Hanna Jarzabek

Desde que comenzó la guerra en Ucrania, Polonia ha acogido a 1,5 millones de refugiados ucranianos y les ha proporcionado la asistencia necesaria, incluidos permisos de trabajo y residencia. Sin embargo, a solo unos kilómetros al norte, en la frontera con Bielorrusia, los refugiados, en su mayoría de Oriente Medio y África, se enfrentan a duras políticas contra la inmigración.

Desde noviembre de 2021, miles de estos refugiados han intentado cruzar el bosque de Bialowieza, el último bosque primitivo de Europa. El bosque ha sido apodado «La jungla» por algunos refugiados, debido a que es un lugar peligroso y difícil de atravesar, especialmente para aquellos que no están preparados ni familiarizados con el duro clima del noreste de Europa. Muchos refugiados han quedado atrapados en el bosque durante largos períodos de tiempo, enfrentándose a condiciones extremas como falta de alimentos y agua, y en invierno, un alto riesgo de hipotermia y muerte. 

Si los guardias fronterizos los atrapan, estos refugiados son devueltos forzosamente a la frontera, lo que a menudo implica ser abandonados en el bosque del lado bielorruso por la noche, sin testigos y con sus teléfonos destruidos para evitar cualquier comunicación con el mundo exterior.

En julio de 2022, el gobierno polaco finalizó la construcción de un muro de 183 kilómetros a lo largo de la frontera, el cual mide 5,5 metros de altura y está coronado con concertinas. Su principal objetivo es impedir la entrada de inmigrantes, pero a pesar de ello, los flujos migratorios continúan y la situación de los refugiados en el Bosque de Bialowieza empeora. Desde el comienzo de la crisis, el gobierno polaco ha criminalizado la asistencia humanitaria en esta frontera, etiquetando a quienes la brindan como «idiotas y traidores». A pesar de esto, una gran parte de la población local, junto con voluntarios de otras partes de Polonia y del extranjero, han estado ayudando a los refugiados con gran riesgo personal, incluidas multas y arrestos.

En el bosque, los guardias fronterizos han colocado una cantidad importante de cámaras trampa para controlar cualquier movimiento y han estado dificultando el acceso a la ayuda médica. Además, durante los primeros 10 meses, la zona fronteriza estuvo herméticamente cerrada, impidiendo el acceso de organizaciones humanitarias y periodistas a la región. Aunque esta prohibición ya se ha levantado, no se han iniciado actividades humanitarias significativas por parte de grandes organizaciones en el área.

Una voluntaria lleva ropa y alimentos a los refugiados que se esconden en el bosque, en ocasiones arriesgando su seguridad al ir en medio de la noche y llegar a lugares extremadamente difíciles de alcanzar. Podlasie/Polonia Noviembre 1, 2022.

En la región, existen varios grupos informales que brindan ayuda humanitaria a los refugiados. Uno de ellos es Grupa Granica, que incluye varias asociaciones, habitantes locales, voluntarios de distintas partes de Polonia y extranjeros.

Desde el inicio de la crisis, el gobierno polaco ha dificultando el acceso a la ayuda humanitaria. Durante los primeros 10 meses, la zona fronteriza estuvo herméticamente cerrada, impidiendo el acceso de organizaciones humanitarias y periodistas a la región. Aunque esta prohibición se ha levantado, no se han iniciado actividades humanitarias significativas por parte de grandes organizaciones en la zona.

La Acción Humanitaria Polaca ha establecido solo un almacén en Białystok, ubicado a 80 kilómetros de la frontera, donde los grupos informales pueden recolectar ropa y artículos básicos para los refugiados en el bosque. Médicos Sin Fronteras es la única organización que emplea a unas pocas personas que intervienen en el bosque junto con voluntarios de los grupos informales, pero no tienen base o campamento, como es común en situaciones similares en otros países.

Además, solicitar una ambulancia en el bosque equivale a alertar a la Guardia Fronteriza, lo que conduce a la detención de los refugiados.

Un grupo de refugiados procedentes de Eritrea reciben comida de los voluntarios de Grupa Granica. Noviembre 1, 2022

En muchas ocasiones, por motivos de seguridad, las intervenciones de los voluntarios en el bosque son breves. Se evalúa el estado de los refugiados y, si no hay problemas graves de salud, se intenta pasar el menor tiempo posible con ellos para no exponerles a un riesgo de ser capturados por la Guardia Fronteriza.

El gobierno polaco cambió la ley de inmigración para «legalizar» las devoluciones forzosas (push-backs) en esta frontera. Oficialmente, cuando los guardias fronterizos atrapan a un migrante en suelo polaco, si no expresa su voluntad de solicitar asilo, lo “acompañan” de regreso a la frontera. En realidad, los migrantes rara vez tienen la oportunidad de solicitar asilo, o a veces, simplemente se ignoran estas solicitudes. La Guardia Fronteriza les lleva a la frontera bielorrusa y les obliga a cruzar al otro lado. Algunos de los refugiados afirmaron haber sufrido varios de estos push-backs, llegando a números tan altos como 17.

Mohammad llegó a Minsk junto con sus dos amigos, Khalid y Salim, estos últimos ambos de 23 años. Habían estado en el bosque durante dos meses y ya habían sido devueltos al lado bielorruso en dos ocasiones por los guardias fronterizos polacos. La primera vez, los guardias fronterizos polacos les rompieron los teléfonos y les arrojaron gases lacrimógenos a los ojos, dejando a Khalid sin visibilidad durante varias horas. En esta última ocasión, los refugiados saltaron la valla con ayuda de una escalera y luego deslizándose por el lado polaco.

Durante cinco meses, A. (32 años, Yemen, oncólogo) y M. (50 años, Siria) se quedaron atrapados en el bosque de Bialowieza. Bebieron agua del pantano que filtran a través de una bufanda. La Guardia Fronteriza los forzó repetidamente a cruzar hacia el lado bielorruso.

Otro peligro es cuando los pies están expuestos a bajas temperaturas y mucha humedad durante largos periodos de tiempo. Los refugiados que pasan períodos prolongados en el bosque suelen experimentar problemas de salud debido a las duras condiciones a las que se enfrentan. La falta de agua potable los obliga a beber de fuentes contaminadas, como pantanos, lo que les provoca severos problemas digestivos y diarrea. El pie de trinchera también es común entre los migrantes que cruzan pantanos y ríos sin poder cambiarse de ropa o lavarse. En verano, la deshidratación es frecuente, mientras que la hipotermia representa una amenaza constante durante el invierno.

Durante cinco meses ambos se quedaron atrapados en el bosque de Bialowieza. Bebieron agua del pantano que filtran a través de una bufanda. La Guardia Fronteriza los forzó repetidamente a cruzar hacia el lado bielorruso.

Los profesionales médicos que brindan ayuda en el bosque se enfrentan a condiciones difíciles, a menudo trabajando en la oscuridad y sin el equipo adecuado para realizar un diagnóstico preciso. Con mayor frecuencia, adaptan su tratamiento a las condiciones del bosque, como administrar infusiones intravenosas por la noche o brindar atención médica urgente en casos graves como el aborto espontáneo.

Página web del proyecto: https://hannajarzabek.com/another-wall

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