Pulsa fuera para salir.

05/01/2003

El Sindicato de Periodistas de Madrid, una escuela de dignidad

Madrid, 5 de enero de 2003
(Manu Mediavilla, secretario general del SPM)

En estos tiempos de abuso laboral y resignación profesional, nuestro humilde Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM) es toda una referencia de dignidad. Ahí es nada, seguir dando la tabarra al cabo de cuatro años de desigual pelea con el poderoso empresariado de la comunicación, los manipuladores Gobiernos de turno y más de una organización empeñada en defender su cuota de poder.

Sin el SPM, y sin la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) que constituimos junto a Cataluña, Andalucía, Baleares y La Rioja, la situación de los trabajadores y las trabajadoras de nuestro sector sería todavía peor. Mucho peor.

Es una buena razón para acudir el sábado 25 de enero al Ateneo, en cuya sala de La Cacharrería celebrará el SPM su I Congreso ordinario. Pero no la única.

Otra será el cartel de lujo que completará el Congreso propiamente dicho, con dos invitados de excepción como José Vidal-Beneyto y Jorge Martínez Reverte. Su presencia en un foro pequeño como el nuestro dice mucho de su compromiso con el lema “Por la dignidad de la profesión”, y merece el único reconocimiento posible de nuestra militancia: llenar el Ateneo para escuchar y debatir sus reflexiones.

Hay otro motivo fundamental para reservar el 25-E para el SPM. En el I Congreso no sólo se pasará revista al trabajo realizado desde 1999, sino que, más importante aún, los y las congresistas decidirán la estrategia a seguir durante los próximos cuatro años.

En la agenda de la jornada figuran temas claves, sobre todo en cuanto a la articulación estatutaria de nuestro Sindicato en el inmediato futuro. En su actual configuración, por ejemplo, un órgano de control tan decisivo como el Consejo Directivo ha acabado siendo una ineficaz entelequia. Sin duda es más cómodo para la Ejecutiva, pero ni es lo que la Junta quiere —control significa encargo de tareas y exigencia de resultados, pero también compromiso y colaboración— ni lo que el SPM necesita. Es mejor, y así se someterá al Congreso, que aquella función de vigilancia siga existiendo, la cumpla el Consejo o, si no hay suficientes militantes en disposición de integrarlo, su posible alternativa de una Asamblea General anual.

La última, pero no la menos importante, razón para acudir al Ateneo el 25 de enero es la de hacer Sindicato. Y, por tanto, ejercer colectiva y solidariamente la libertad y los derechos humanos para frenar su inquietante regresión en nuestra inmadura democracia.

En la profesión tenemos muchos y graves motivos para preocuparnos. Como la poco meditada alergia a los sindicatos, que —jamás debe olvidarse— son una conquista de la clase trabajadora frente al esclavismo. ¿Que funcionan mal? Pues mejóremoslos y/o creemos otros. Pero no vistamos de independencia la pasividad ni el individualismo. ¿Qué es el SPM sino una organización independiente de periodistas independientes que se han unido para luchar por la dignidad de la profesión?

Una tarea ingrata en estos tiempos de derechos en retroceso, pero en la que se aprende a valorar gestos, esfuerzos y solidaridades palpables. Es un orgullo liderar este Sindicato cuando se comparte ruta con quienes compaginan el riesgo sindical con la callada tarea burocrática. Por eso el SPM es una escuela de dignidad. Y por eso no hay que faltar a clase el 25 de enero.

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